lunes, 20 de octubre de 2008

CICLO AÑO 2.008 ... CIUDADANIA, DERECHOS HUMANOS y DERECHO ECLESIASTICO ... "32 años del Golpe de Estado de 1.976" ... dictadura militar ... religión


CICLO AÑO 2.008
CONFERENCIAS – SEMINARIOS – Vº FORO NACIONAL …
CIUDADANIA, DERECHOS HUMANOS y DERECHO ECLESIÁSTICO
En contra de toda DISCRIMINACIÓN y / o INTOLERANCIA
IGUALDAD – de trato civil - y LIBERTAD de Pensamiento, Expresión,
Conciencia, Religión y Culto


El CENTRO de INVESTIGACIÓN, ESTUDIO y CAPACITACIÓN ECLESIÁSTICA y TEOLÓGICA ( CIECET ), conjuntamente con la CONFRATERNIDAD de LÍDERES CRISTIANOS ( CLC ) , Organizaciones Eclesiásticas e Iglesias Cristianas Evangélicas (de la ciudad de Rosario y Zonas Aledañas - Provincia de Santa Fe), se unen en oración, reflexión y concientización, con la sociedad argentina, durante este CICLO AÑO 2.008, en diferentes actividades, donde se recordaran los "32 años del Golpe de Estado de 1.976", para una real reconciliación nacional, justicia y perdón cristiano " ... invocando la protección de DIOS fuente de toda razón y justicia...".

Como Organizaciones Eclesiásticas, recomendamos la lectura de varios libros, relacionados con esta temática tan especial, como por ejemplo, entre otros:

* "IGLESIAS EVANGÉLICAS y DERECHOS HUMANOS en la ARGENTINA (1.976 / 1.998)" – Autores: Pablo R. Andiñach / Daniel Bruno – 2001 Ediciones La Aurora -, quienes plantean en la introducción " ... la presente obra muestra el desempeño de las iglesias evangélica durante la dictadura militar del período 1976-1983 y durante el período posterior de la democracia hasta el presente (1984-1999), en lo que hace específicamente a la tarea de denuncia frente a la violación de los derechos humanos y al acompañamiento pastoral de las victimas de la represión y sus familiares ..." y en el V. Conclusión. Pensamientos y evaluaciones " ... el recorrido de casi veinticinco años de testimonio de las iglesias en Argentina nos deja un grupo de pensamientos y sabores que tendrán que ir madurando en los primeros años del próximo siglo.

Una primera observación es que la respuesta de las iglesias ante la dictadura reflejó la misma polarización en la que se vio envuelta la sociedad argentina en su conjunto. Por un lado, estuvieron aquellas iglesias que se enfrentaron con el gobierno y denunciaron las violaciones a los derechos humanos. Por otro hubo iglesias que optaron por el silencio y en algunos casos llegando al borde de la complicidad. Pero es necesario matizar esta observación toda vez que observamos que en el interior de cada iglesia se produjo la misma polarización. Hubo quienes apoyaban la acción a favor de las victimas por parte de su propia iglesia y otras denominaciones, y quienes en la misma iglesia - en ocasiones en la misma congregación- se oponían a que la iglesia se involucrara en cuestiones políticas, argumentando que su fin es atender los problemas espirituales de la población o por afinidad política con el gobierno de facto. Este hecho llevó a no pocas situaciones desagradables, enojos y distanciamiento entre hermanos y hermanas, cuestionamientos de pastores y obispos y, en determinados casos -y en ambos grupos-, el abandono de la iglesia. Pero esta situación también fue reflejo de las divisiones, enfrentamientos y sinsabores en el interior de las familias, en los ámbitos culturales, del deporte, del periodismo y otros donde la virulencia y el conflicto político solía ser aún más fuerte.

En segundo lugar deseamos señalar que en aquella Argentina donde expresar oposición al gobierno era un riesgo, hubo quienes desde distintos lugares entendieron que debían ser testigos de lo que les tocaba vivir. Las iglesias no sólo no fueron una excepción a esa actitud sino que en más de un momento fueron los únicos espacios donde, por razones estratégicas, era posible que una voz se oyera con un nivel algo menor de riesgo que en otros lados. De modo que hicieron uso de ese indeseable privilegio que a la larga no fue tal, ya que a poco de comenzar a manifestarse se desarrolló contra ellas el mismo aparato represivo organizado para combatir a un ejército armado. Obispos, pastores, laicos fueron perseguidos y asesinados, reprimidos hasta el silencio u obligados al exilio. Se evidenció que cuando las instituciones religiosas dejaron su rol tenido por tradicional y asumieron la denuncia de las injusticias y atropellos, y aun cuando éstas fueron hechas por vías pacíficas y en busca del diálogo y sin el fin de acceder al poder, la dictadura las identificó como parte del enemigo social y recibieron el mismo trato que las organizaciones violentas o guerrilleras.

En tercer lugar vemos que la acción solidaria y el amor evangélico para ser efectivo requirió de una estructura que lo organice. Así comenzaron los servicios específicos de asesoramiento legal y ayuda financiera a familiares de presos y desaparecidos. Estas tareas luego se fueron profundizando y, con el correr del tiempo y el paulatino debilitamiento del gobierno militar, las actividades se fueron haciendo menos clandestinas y más diversificadas. Se organizaron talleres, bolsas de trabajo, grupos de ayuda mutua. Paralelamente a esto las iglesias no dejan de aportar su apoyo pastoral a quienes lo necesitan.Son miles las personas que afectadas física y materialmente se sintieron vacías y solas. Llegaban a los pastores y pastoras, sacerdotes y rabinos buscando una palabra que los ayude a llevar adelante la situación de horror que estaban enfrentando. Hemos dicho en páginas anteriores que esa es la parte del testimonio que no está documentada en nuestra investigación, y que probablemente nunca estará, porque corresponde a esa área de la tarea cristiana que no se registra en actas, ni en moldes de imprenta, ni reclama monumentos de bronce.

Luego vino la época de la reconstrucción de la democracia y con ella la creación por parte del gobierno constitucional de la CONADEP. Muy lentamente la sociedad argentina iba asumiendo la tragedia de los años anteriores. Lo hacía con temor y por momentos con poca voluntad ya que lo que había que ver no era una fiesta para los ojos sino el horror sospechado, la profunda negritud de la muerte intuida. Y allí se pudo oír la voz humilde pero firme de Jaime de Nevares, Marshal Meyer y Carlos Gattinoni que expresando el sentir de tantos otros marcaron rumbos éticos para los creyentes de su generación y legaron un modelo de vivir la fe que iba a marcar a quienes los sucedieron. Ellos supieron estar de pie en medio de las contradicciones del marco político para garantizar que la verdad sería dicha, y que cada testimonio del horror sería escuchado y rescatado del olvido.

Una última observación. En el decir de varios de los entrevistados en este trabajo se enfatizó el sentimiento de que aquello que fue el motor evangélico de toda acción cristiana en defensa de las victimas de la represión ilegal fuera más explícito en los espacios congregacionales donde muchos hermanos no llegaban a entender el origen religioso del compromiso con la vida. Se hubiera ganado en comprensión y se hubieran evitado heridas que en cierta medida aún hoy subsisten. Porque allí donde hubo quienes alentaron a sus líderes en su compromiso y se identificaron con ellos, pero donde también hubo quienes no entendieron lo que hacían y porqué lo hacían, se produjeron quiebres que lastimaron la vida de la iglesia. Puede pensarse que los hechos fueron sucediéndose muy velozmente y que no hubo posibilidad material ni tiempo real para asimilar todo lo que sucedía y esperar a que madurara dentro de la dinámica siempre algo lenta de las iglesias. También que hay momentos en que primero se actúa y después se explica, sencillamente porque detenerse y distraer tiempo en justificar teológicamente la necesidad de la protección de la vida humana amenazada, de un niño secuestrado, de una mujer torturada, de un joven desaparecido, sería una frivolidad intelectual que luego nadie -ni nosotros mismos- nos perdonaríamos. Pero de hecho faltó tomarse ese tiempo, decir esa palabra de clarificación, explicar una vez más aquello que no se entendía.

Recorrer los días y los hechos hace surgir en el pensamiento una fuerza inmensa que llama a la esperanza. Porque el descenso a los infiernos que significó abrir los ojos a una realidad atroz, y la valentía de aquellos que pudiendo mirar para otro lado decidieron en fidelidad a DIOS encarar la tarea de echar luz donde las tinieblas habían ya plantado su campamento, no puede menos que invitarnos a mirar con gratitud hacia atrás y con responsabilidad hacia adelante ...".


* NUNCA MAS – Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas – CONADEP – 2006 EUDEBA – “ … Con tristeza, con dolor, hemos cumplido la misión que nos encomendó en su momento el Presidente Constitucional de la República. Esa labor fue muy ardua, porque debimos recomponer un tenebroso rompecabezas, después de muchos años de producidos los hechos, cuando se han borrado deliberadamente todos los rastros, se ha quemado toda documentación y hasta se han demolido edificios …

Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras y, sin duda, el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el período que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1.976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejantes horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MAS en nuestra patria se repetirán los hechos que nos hicieron trágicamente famosos en el mundo civilizado …

Muchos de los episodios aquí reseñados resultarán de difícil credibilidad. Es que los hombres y mujeres de nuestro pueblo sólo han conocidos horrores semejantes a través de crónicas de otras latitudes.

La enormidad de lo acontecido, la transgresión a los fundamentos mismos de la especie, provocará todavía aquel “¿será cierto?” con que algunos intentaban sustraerse del dolor y del espanto, pero también de la responsabilidad que nace del saber, del estar enterado, porque a ello sigue, inexorablemente, el preguntarse: ¿cómo evitar que pueda repetirse?. Y la angustiante inquietud de advertir que víctimas y victimarios fueron nuestros contemporáneos, que la tragedia tuvo a nuestro suelo por escenario y que quienes así afrentaron nuestra historia no ofrecen todavía actos o palabras de confiable arrepentimiento …

… EDICIÓN DEL 30 ANIVERSARIO DEL GOLPE DE ESTADO … Nuestro país está viviendo un momento histórico en el ámbito de los derechos humanos, treinta años después del golpe de Estado que instauró la más sangrienta dictadura militar de nuestra historia. Esta circunstancia excepcional es el resultado de la confluencia entre la desición política del gobierno nacional, que ha hecho de los derechos humanos el pilar fundamental de las políticas públicas, y las inclaudicables exigencias de verdad, justicia y memoria mantenidas por nuestro pueblo a lo largo de las últimas décadas …

Es preciso dejar claramente establecido – porque lo requiere la construcción del futuro sobre bases firmes – que es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de juego de violencias contrapuestas, como si fuera posible buscar una simetría justificatoria en la acción de particulares frente al apartamiento de los fines propios de la Nación y del Estado que son irrenunciables.

Por otra parte, el terrorismo de Estado fue desencadenado de manera masiva y sistemática por la Junta Militar a partir del 24 de marzo de 1.976, cuando no existían desafíos estratégicos de seguridad para el statu quo, porque la guerrilla ya había sido derrotada militarmente. La dictadura se propuso imponer un sistema económico de tipo neoliberal y arrasar con las conquistas sociales de muchas décadas, que la resistencia popular impedía fueran conculcadas. La pedagogía del terror convirtió a los militares golpistas en señores de la vida y la muerte de todos los habitantes del país. En la aplicación de estas políticas, con la finalidad de evitar el surgimiento de los movimientos políticos y sociales, la dictadura hizo desaparecer a 30.000 personas, conforme a la doctrina de la seguridad nacional, al servicio del privilegio y de intereses extranacionales. Disciplinar a la sociedad ahogando en sangre toda disidencia o contestación fue su propósito manifiesto. Obreros, dirigentes de comisiones internas de fabricas, sindicalistas, periodistas, abogados, psicólogos, profesores universitarios, docentes, estudiantes, niños, jóvenes, hombres y mujeres de todas las edades y estamentos sociales fueron su blanco. Los testimonios y la documentación recogidos en el NUNCA MÁS son un testimonio hoy más vigente que nunca de esta tragedia.

Es responsabilidad de las instituciones constitucionales de la República el recuerdo permanente de esta cruel etapa de la historia argentina como ejercicio colectivo de la memoria, con el fin de enseñar a las actuales y futuras generaciones las consecuencias irreparables que trae aparejada la sustitución del Estado de Derecho por la aplicación de la violencia ilegal por quienes ejercen el poder del Estado, para evitar que el olvido sea caldo de cultivo de su futura repetición.

La enseñanza de la historia no encuentra sustento en el odio o en la división en bandos enfrentados del pueblo argentino, sino que, por el contrario, busca unir a la sociedad tras las banderas de la justicia, la verdad y la memoria en defensa de los derechos humanos, la democracia y el orden republicano.

Actualmente tenemos por delante la inmensa tarea de revertir una situación de impunidad y de injusticia social, lo que supone vencer la hostilidad de poderosos sectores que con su complicidad de ayer y de hoy con el terrorismo de Estado y las políticas neoliberales ha hicieron posible. Por ello, al mismo tiempo nos interpelan los grandes desafíos de continuar haciendo de la Argentina, frente a esas fuertes resistencias, no sólo un país más democrático y menos autoritario, sino también igualitario y más equitativo.

El NUNCA MÁS del Estado y de la sociedad argentina debe dirigirse tanto a los crímenes del terrorismo de Estado – la desaparición forzada, la apropiación de niños, los asesinatos y la tortura – como a las injusticias sociales que son una afrenta a la dignidad humana.

El NUNCA MÁS es un vasto programa a realizar por el Estado nacional, por las provincias y municipios y por la sociedad argentina en su conjunto, si queremos construir una Nación realmente integrada y un país más justo y más humano para todos.

Marzo de 2006 – SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS DE LA NACIÓN …”.


* IGLESIA Y DICTADURA – El papel de la Iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar – Autor: Emilio F. Mignone – 2º Edición – 2006 Ediciones del Pensamiento Nacional – COLIHUE - 30 AÑOS DEL GOLPE – MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA – Edición definitiva … Esta publicación está auspiciada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación …

“ … El Proceso militar que asoló el país pudo triunfar y mantenerse merced al apoyo o al consentimiento de importantes sectores de la sociedad argentina. Entre ellos, por su importancia, merece destacarse el otorgado por la jerarquía católica. ¡Ha sido esto un traspié innecesario en su actuación o por el contrario su actitud se desprende de la naturaleza de la Iglesia en nuestro país, de su relación con el poder político, de su conformación e ideología dominante?.

El Dr. Emilio F. Mignone, católico militante de toda la vida, patriota comprometido y padre de Mónica María Candelaria, detenida-desaparecida durante la dictadura, desmenuza paso a paso la complicidad de la Iglesia con el Estado terrorista y echa luz sobre las características que la hicieron posible. A su vez, deja testimonio de esa otra Iglesia, militante, perseguida, de la opción preferencial por los pobres, cuyos miembros entregaron la vida para cumplir su compromiso …

Las reflexiones y análisis de Mignone abren camino para pensar el presente a la luz de la experiencia del pasado, y otorgan a esta obra – traducida a varios idiomas – el valor de un clásico, de lectura indispensable para los lectores de hoy.

Esta edición incorpora el prólogo de Adolfo Pérez Esquivel a la edición inglesa, un prólogo actual del Pbro. Eduardo de la Serna, un apéndice con escritos del Dr. Mignone posteriores a la primera edición del libro y una breve biografía por Mario del Carril … ( Contratapa ) …

PRÓLOGO 2006. Pasaron veinte años de la publicación inicial de Iglesia y dictadura. Un auténtico clásico que expone con crudeza y realidad “el papel de la Iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar”. Muchas cosas, y muchas personas han cambiado, pero no cambió la actualidad del Libro … Un clásico que –por lo tanto- no se debe retocar, sino que abre caminos para que otros los transiten a su vez … La Iglesia en Argentina, entendida ésta como jerarquía, no se ha caracterizado por su apertura de criterios, o su compromiso con el mundo de los pobres. Se dice irónicamente, que junto con los episcopados mexicano y colombiano, “pelean” por el podio de “Episcopado más conservador de América Latina” … Como miembro de la Iglesia católica romana, Mignone escribe desde el dolor. El dolor de descubrir y padecer las miserias y ser víctimas de las cobardías o complicidades de quienes hubieran debido “dar la vida por las ovejas”, Y como miembro de la Iglesia que es, escribe para “destruir” sino para cuestionar, criticar, y confrontar. Y proponer, así como propone la eliminación de la diócesis castrense, o las nunciaturas; algo en lo que debo reiterar mi total acuerdo. Desconozco si algunos obispos manifestaron su acuerdo, o su desacuerdo con esta obra. Desconozco, pero supongo. Lo dicho por monseñor Gerardo Farell, y que consignamos más arriba, invita a confirmar mi suposición; la publicación de textos de la Conferencia Episcopal para tratar de mostrar sus palabras pronunciadas durante la dictadura (insuficientes, por cierto); y el tímido “pedido de perdón”, confirman que difícilmente la jerarquía eclesiástica –incluso la actual- pida perdón a Emilio Mignone. Y, lo que es peor, nos hace temer que si desgraciadamente una circunstancia semejante se repitiera en nuestra historia, probablemente gran parte de la jerarquía eclesiástica volvería a actuar de la misma manera …


Los obispos de toda América Latina se reunieron en Puebla (México) para la IIIº reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano; los obispos argentinos fueron en un avión de la Fuerza Aérea. Ante tanta cercanía con el poder, y tanta distancia de la libertad evangélica, ¿cómo podría el Episcopado argentino pedir perdón a Emilio Mignone?. La nueva edición de Iglesia y dictadura puede ayudar a que corazones abiertos revisen su pasado y pongan los medios para corregirlo. Otros seguirán hablando de una “campaña contra la Iglesia” (campaña que ellos organizan, nos gustaría glosar). Es de esperar que esta obra siga abriendo caminos, además de los ya abiertos, y que alguna vez alguien pida sincero perdón; ¡sin que hayan pasado quinientos año!. Pbro. Eduardo de la Serna – Febrero 2006 …

PROLOGO 1987. Entre 1976 y 1983, los argentinos vivimos un martirio atroz bajo una dictadura militar comprometida con la “doctrina de seguridad nacional”, una doctrina que sumergió a toda América Latina en el terror.

Es necesario hacer una lectura desde muchos ángulos para entender lo que sucedió en la Argentina y los efectos que tuvo en la vida de la gente: las tácticas de terror, la represión, la detención y desaparición forzosa de miles, incluyendo niños, las condiciones en las cárceles, la devastación económica, social y política, y todo lo que significó para un pueblo indefenso que debió atravesar tal tormento para poder sobrevivir.

En este libro, Emilio Mignone delinea, con objetividad, el papel de la jerarquía católica en la Argentina durante la dictadura militar. Es una historia de contradicciones, negaciones y complicidades. También muestra el papel de los obispos, los sacerdotes y los laicos cuya fe los unió al pueblo. Asimismo, analiza el papel de los dictadores que se llamaban a sí mismos “cristianos” y, en nombre de la llamada “civilización cristiana y occidental”, perpetraron violaciones atroces de los derechos humanos …

Este libro fue escrito por un hombre de fe que vive el espíritu del Evangelio. Con determinación y pena, emprendió la ardua tarea de investigar y compilar los documentos, las declaraciones y los testimonios relativos a la jerarquía eclesiástica argentina. Pero también descubrió otra dimensión de la Iglesia, que es signo de esperanza: el martirio de las víctimas de la dictadura que vivieron su compromiso con los más pobres y los más necesitados …

Seguramente habrá quienes traten de desacreditar este libro, clamando que es solo un ataque a la Iglesia. Nada podría ser más erróneo o injustificado. El texto es desapasionado e imparcial. Fue escrito por alguien que es miembro de la Iglesia e intenta continuar siendo parte de ella, por un cristiano que se sintió obligado a contribuir, con su análisis, a una obra de exposición y clarificación Es este un esfuerzo que puede ayudar a la Iglesia católica, y a todos los lectores, a entender la atroz realidad de la Argentina bajo la dictadura, para corregir los errores y poder remediar omisiones, y asumir los pasos necesarios para no permitir que nunca jamás ese drama deba ser vivido por otros.

Es imperativo hacer un llamado al interior de la Iglesia argentina, para desafiarla a reflexionar seriamente sobre el compromiso de los cristianos con la realidad histórica de la vida de su pueblo. Siempre he dicho que una Iglesia que no reconoce a sus mártires es una Iglesia que da sus espaldas al Espíritu Santo; una Iglesia que no levanta su voz profética y que no denuncia injusticias, una Iglesia que no ve en el sufrimiento de su pueblo la cara de Dios, ha perdido el poder y la autoridad para proclamar el reino de Dios y su justicia. Tal Iglesia debe recuperar sus energías en la oración y renovar el compromiso para poder, una vez más, usar su voz profética y declamatoria …

La jerarquía católica tuvo una responsabilidad seria. Si, durante la dictadura, hubieran tomado una posición clara y concreta, como su deber evangélico lo exigía, hubieran salvado vidas y evitado males a los argentinos. Mignone traza una convergencia bilateral, la criminalidad de la dictadura y la actualización de la Iglesia en la dimensión Iglesia-Estado: pero también delinea claramente la actuación excepcional de aquellos obispos y sacerdotes que, en su fidelidad al Evangelio, fueron testimonios de vida: el obispo Jaime de Nevares de Neuquén, el obispo Miguel Hesayne de Viedma, el obispo Jorge Novak de Quilmas, el padre capuchino Antonio Puigjané. Sus ejemplos constituyen signos de esperanza.

Este libro no muestra algo distante y extraño. Se trata de una forma de vida y de un compromiso que todos los cristianos y gente de bien deberían estudiar con humildad. Ofrece elementos para revisar las actitudes que mantenemos, como cristianos y como seres humanos que deberán estudiar esto con humildad. Provee elementos con los cuales podemos revisar nuestras actitudes, como cristianos y como seres humanos, frente a las necesidades de nuestro pueblo a la vez que ahonda en nuestra capacidad de ser solidario con otros.

Así lo dice Mignone cuando escribe: En muchos aspectos es un trabajo que inicia un camino, que deberá seguir la investigación posterior. No pretendo emitir juicios definitivos. Tengo presente el consejo evangélico, “no juzguen, para no ser juzgados”. Pero “Jesús – dicen los traductores y comentadores de la Biblia argentina- no prohíbe formarse un juicio objetivo sobre los demás, sino condenarlos inapelablemente, usurpando así el lugar de Dios, que es el único Juez”.

Es en este espíritu que este libro debe ser leído: para verificar lo que fue dicho y hecho; para corregir y restablecer nuestra orientación y para servir como reflexión, en el comportamiento y en el compromiso, de las actitudes que debemos adoptar como cristianos sobre la realidad histórica de la vida de nuestros pueblos. Sólo así podemos contribuir a que la Iglesia adopte el evangelio de los pobres, a que sea más profética y más pascual, y a que sea la fuente de la vida para toda la humanidad. ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL – Buenos Aires, septiembre de 1.987 – Prólogo a la edición en inglés, Witness to the truth, traducido por Isabel Mignone …

PRÓLOGO 1986. “La palabra del Señor me llegó en estos términos” ¡Profetiza, hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel! Tú dirás a esos pastores: Así hablo el Seño: ¡ Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar el rebaño?” – Ezequiel, 34, 1-2 …

La Argentina ha entrado en un saludable debate sobre lo acontecido en la década de 1070, hasta la restauración, en a983, del sistema constitucional. En ese intercambio no puede estar ajeno el papel desempeñado por la Iglesia católica y en particular por su jerarquía. Ello es indispensable para el país y para la Iglesia, que necesita desarrollar cada vez más una opinión pública interna donde se expongan los distintos criterios con racionalidad y decoro.

Libro procuro contribuir a esa exigencia, en la medida de mis fuerzas y posibilidades. Lo hago respondiendo a un imperativo de conciencia. No me quedaría tranquilo, como cristiano católico, si no lo hubiese escrito. He acumulado en sus páginas reflexiones, documentación, testimonios, vivencias personales …

Mi esfuerzo de objetividad no impide una legítima pasión, por haber sido testigo activo y suficiente de este oscuro período de la vida argentina. He procurado conciliar la pación con la objetividad; la opinión documentada y honesta, con el respeto debido a las personas e instituciones. El lector dirá si lo he conseguido …

Las he redactado con afán de claridad, sin pretensiones. No quisiera que se viese en ellas rencor ni resentimiento. Me considero deudor de todos mis semejantes, no acreedor. Si traigo a colocación experiencias vividas no es para singularizarme, sino para colaborar con la sociedad y la Iglesia a las cuales pertenezco.

Espero, en suma, prestar alguna utilidad con vista a la consolidación de la democrácia argentina y a la renovación de la Iglesia.

Buenos Aires, 4 de agosto de 1986 …”.


* LA MASACRE DE SAN PATRICIO – Autor: Eduardo Rimel – Ediciones Lohlé – Lumen – 2º Edición – 1995 - … PRÓLOGO … Un trabajo dificultoso pero necesario para recuperar la memoria histórica de los mártires de la Iglesia y del pueblo argentino.

América latina es un continente fecundado con la semilla de vida de sus mártires, testimonios de quienes alzaron su voz en defensa de la vida y dignidad de la persona humana, de los hijos de Dios, que abrazaron la cruz siguiendo los pasos de Jesús …

Aquellos que, empleando la violencia, pretendieron silenciar esas voces, atemorizar, generar el miedo, sin comprender que la Verdad y el Espíritu del Evangelio no se pueden silenciar, que su clamor es cada vez mayor, que se fuerza va más allá de lo circunstancial, del hecho meramente policial.

… creo que despertar la conciencia crítica y revalorizar la vida y testimonio de nuestros mártires, ayudará a encontrar los caminos que el Evangelio nos anuncia en estos momentos difíciles …

Debemos encontrar caminos que lleven a la reconciliación y para ello se requiere establecer los pasos necesarios. Reconocimiento del daño realizado, el arrepentimiento y el compromiso de no reincidir, el derecho a la verdad y justicia como reparación del daño causado. El perdón que lleve a una verdadera reconciliación si queremos hacer la ofrenda en el altar. Estos pasos en nuestro país no se han dado …

El libro pone al descubierto las maquinaciones de quienes, insertados en el poder, buscan la dominación y la destrucción de todos aquellos que se oponen y reclaman el derecho a la vida del pueblo y a su dignidad.

A no claudicar; a saber que, a pesar de todo, del silencio, de los indultos, de las falsedades, Jesús nunca nos abandona, que existe la fuerza de la esperanza, que es posible alcanzar la paz a través de la verdad y la justicia … Adolfo Pérez Esquivel – Buenos Aires, 2 de noviembre de 1.989 …”.

Durante el proceso de investigación Kimel recabó numerosos testimonios, indagando en registros orales y escritos en torno a la masacre de los padres palotinos. El diario personal de uno de ellos aparece como un elemento importante para contar la historia, así como las cartas, y materiales periodísticos de la época. La investigación da cuenta de una de las tantas masacres cometidas por la dictadura genocida que gobernó nuestro país entre 1976 y 1983. A su vez, pone de relieve la hipocresía y complicidad de la iglesia Católica con el gobierno militar. Deja a la vista los dos proyectos de iglesia existentes al interior de la institución, por un lado, la aliada con los intereses políticos, económicos y militares. Y por otro, la iglesia que abraza la causa de las mayorías, que trabaja con los pobres desde un proyecto de liberación de los pueblos oprimidos. Esa iglesia que se expresó desde mediados de los ’60 a través del Movimiento de los sacerdotes por el Tercer Mundo, cuya figura emblemática fue el padre Mugica, también asesinado por los militares en 1974. Desde este lugar trabajaban los religiosos asesinados.


La matanza de los cinco religiosos palotinos fue el 4 de julio de 1976, Eduardo Kimel publica su libro trece años después de aquel horror. “La masacre de San Patricios”, registra por escrito testimonios, aporta datos y precisiones, entre sus expresiones el periodista caracteriza la falta de voluntad e inactividad jurídica en torno al esclarecimiento judicial de los asesinatos. Ante esa opinión, el juez a cargo de la causa, Guillermo Rivarola, le inició una querella por calumnias e injurias y reparación civil contra el autor. Desde entonces, el periodista padeció un largo proceso judicial hasta ser condenado en 1999 por la Corte Suprema por el delito de calumnias.


La justicia nacional dio la razón al magistrado, en un proceso penal que se extendió desde el 28 de octubre de 1991 hasta el 17 de marzo de 1999, fecha en que se condenó definitivamente a Eduardo Kimel por el delito de calumnias. Ocho años de pleitos obligaron a Rimel a pasar por dificilísimas situaciones personales y laborales, tanto más cuando fue condenado a un año de prisión en suspenso y a pagar una indemnización al juez, que tuvo a cargo la investigación por la matanza de los palotinos.

Contra ese fallo condenatorio, Rimel recurrió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el año 2000 y el organismo internacional solicitó a la Corte Interamericana que determinara si el Estado argentino había violado, con la condena a Rimel, la Convención Americana de Derechos Humanos, también conocida como Pacto de San José de Costa Rica.


El fallo de la Corte Interamericana, dictado el 2 de mayo del corriente año 2008, en la causa “Rimel vs. Argentina”, sus dos puntos más importantes para señalar son: que da la razon a Rimel, y que además, intima a la Argentina para que modifique su legislación de forma tal que no se vea afectado el ejercicio de la libertad de expresión, en miras de la protección de la libertad de expresión, de los derechos del informador y del informado. Es interesante comentar y conocer algunos aspectos de ese fallo …

* Autores varios:

... Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo, Movimiento Ecuménico por los DDHH; Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Caentro de Estudios Legales y Sociales, Amnistía Internacional, Centro Nueva Tierra, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ( Organización de los Estados Americanos), Conferencia Episcopal Argentina, R. Dri, E. Duhalde, C. Giaquinta, M. Hesayne, J. Míguez Bonino, M Moncalvillo, J. Novak, A. Pérez Esquivel, G. Seisdedos, H Verbitsky, E. Zafaroni, entre otros y otras …

Por todo ello el CIECET, la CLC y Organizaciones Eclesiásticas Cristianas proclaman la "Palabra de DIOS", en oración y acción, para nuestra amada Nación Argentina ... " ... Otra vez Jesús les hablo, diciendo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida ... Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulo; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres ..."(Juan 8:12, 31-32).


Pastor CARLOS AGUSTÍN LUQUE AHUBÁN

CENTRO de INVESTIGACIÓN, ESTUDIO y CAPACITACIÓN ECLESIÁSTICA y TEOLÓGICA (CIECET)

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